miércoles, 15 de marzo de 2017

LA MÚSICA EN EDUCACIÓN INFANTIL

 
 Por Margarita Molina Podadera. Maestra de Educación Musical.
 

          


      La Educación Musical es necesario integrarla como parte de la formación global del niño/a dada su excelente contribución a la educación intelectual, corporal y emocional. Zoltán Kodály señala que el sonido y la música son innatos al hombre y se presentan en los primeros meses de vida. Suzuki va más allá, haciendo hincapié en que el niño es sensible a los sonidos ya en el vientre de la madre. Por tanto la educación musical puede nacer en el seno materno si la madre canta o escucha música. Como a los cuatro meses y medio de gestación el oído es funcional, la madre debe cantar canciones, poner música clásica, para que de esta forma el niño ya se vaya familiarizando con la música antes de nacer, lo que influirá en el posterior aprendizaje de la misma.
                   La música es un lenguaje a través del que nos comunicamos y expresamos. Según Gaston Thayler (1968), el alumno de Educación Infantil debe desarrollar capacidades relacionadas con las primeras manifestaciones de la comunicación y el lenguaje y con el descubrimiento sonoro del entorno cercano en que vive, formarse una imagen positiva y ajustada de sí mismo y adquirir un cierto grado de autonomía personal.
         Por tanto la música en esta etapa ayuda al desarrollo integral de capacidades porque su principal objetivo es el desarrollo integral o de la personalidad del alumnado.
         La música en Educación Infantil debe convertirse en la base a partir de la cuál se enseñe música en Educación Primaria y Secundaria, por tanto ésta ha de ser firme y consistente. Antes de llegar a la escuela sus vivencias musicales están centradas en su casa y en el juego con las familias a través de las cuáles los adultos se comunican con los niños. Estas vivencias musicales hacen que haya una importante diferencia entre los niños que llegan a Educación Infantil. Los que han tenido relación con la música por medio de juegos o canciones compartidas por su familia, la audición de música clásica (en el vientre materno hasta su nacimiento) y después de nacer, los juegos en los que la música esté presente y aquellos que hayan asistidos a conciertos, participan activamente en la clase, aprenden rápidamente las canciones, se mueven rítmicamente, les gusta crear letras de canciones, entre otras cosas. Sin embargo, aquellos cuyo primer contacto con la música se realiza cuando llegan a la escuela, son en un principio más reacios a participar en las actividades, les cuesta trabajo memorizar canciones y no son capaces de expresarse espontáneamente. Todo ello influye de manera negativa en el aprendizaje de la música y en la comunicación en general, porque son menos participativos y se sienten más inseguros. A través de la interacción musical con el maestro /a y con los demás niños, esta inseguridad irá disminuyendo a medida que avance el curso.






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