LA MÚSICA EN EDUCACIÓN INFANTIL
Por
Margarita Molina Podadera. Maestra de Educación Musical.
La Educación Musical es
necesario integrarla como parte de la formación global del niño/a dada su
excelente contribución a la educación intelectual, corporal y emocional. Zoltán
Kodály señala que el sonido y la música son innatos al hombre y se presentan en
los primeros meses de vida. Suzuki va más allá, haciendo hincapié en que el
niño es sensible a los sonidos ya en el vientre de la madre. Por tanto la
educación musical puede nacer en el seno materno si la madre canta o escucha
música. Como a los cuatro meses y medio de gestación el oído es funcional, la
madre debe cantar canciones, poner música clásica, para que de esta forma el
niño ya se vaya familiarizando con la música antes de nacer, lo que influirá en
el posterior aprendizaje de la misma.
La música es un lenguaje a través del que nos comunicamos y expresamos. Según
Gaston Thayler (1968), el alumno de Educación Infantil debe desarrollar
capacidades relacionadas con las primeras manifestaciones de la comunicación y
el lenguaje y con el descubrimiento sonoro del entorno cercano en que vive,
formarse una imagen positiva y ajustada de sí mismo y adquirir un cierto grado
de autonomía personal.
Por tanto la música en esta etapa ayuda al desarrollo integral de capacidades
porque su principal objetivo es el desarrollo integral o de la personalidad del
alumnado.
La música en Educación Infantil debe convertirse en la base a partir de la cuál
se enseñe música en Educación Primaria y Secundaria, por tanto ésta ha de ser
firme y consistente. Antes de llegar a la escuela sus vivencias musicales están
centradas en su casa y en el juego con las familias a través de las cuáles los
adultos se comunican con los niños. Estas vivencias musicales hacen que haya
una importante diferencia entre los niños que llegan a Educación Infantil. Los
que han tenido relación con la música por medio de juegos o canciones
compartidas por su familia, la audición de música clásica (en el vientre
materno hasta su nacimiento) y después de nacer, los juegos en los que la
música esté presente y aquellos que hayan asistidos a conciertos, participan
activamente en la clase, aprenden rápidamente las canciones, se mueven
rítmicamente, les gusta crear letras de canciones, entre otras cosas. Sin
embargo, aquellos cuyo primer contacto con la música se realiza cuando llegan a
la escuela, son en un principio más reacios a participar en las actividades,
les cuesta trabajo memorizar canciones y no son capaces de expresarse
espontáneamente. Todo ello influye de manera negativa en el aprendizaje de la
música y en la comunicación en general, porque son menos participativos y se
sienten más inseguros. A través de la interacción musical con el maestro /a y
con los demás niños, esta inseguridad irá disminuyendo a medida que avance el
curso.
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